"SER ARTISTA ES UNA HEROICIDAD"
Entrevista con RedPeriodistas.es
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Mundoficción: “Ser artistas es una heroicidad”
Por Redacción Sevilla, 1 noviembre 2010
Detrás del aspecto y la actitud frívola de unos personajes divertidos, están dos profesionales con la cabeza muy, muy bien amueblada. Alfonso Sánchez y Alberto López no son ni de lejos ni Rafi ni Fali, ni el Cabesa ni el Culebra, los protagonistas de los magníficos cortos que realizan con su productora, Mundoficción, y que les han convertido en fenómenos de la Red.
Alfonso y Alberto son dos personas que creen profundamente en el trabajo serio y bien hecho, algo que nadie puede negar a la vista del tremendo impacto que han causado en Internet. Ahora quieren dar un paso más: quieren poner toda la carne en el asador rodando un largometraje, pero sin empezar la casa por el tejado.
Recientemente, presentaron el trailer de su película en Boss, un local de Triana. El filme estará “muy pronto en cines”, pero sólo si el espectador quiere. El primer largo de Mundoficción está por hacer y necesitan financiación. En principio, cuentan con el apoyo del público, pero hace falta que eso se materialice para que puedan seguir adelante. Ellos, de momento, lo han puesto todo de su parte.
En este coloquio, más que entrevista, nos demuestran que las cosas han cambiado, que el espectador ya no puede ser una persona que se sienta en una butaca y que, si quiere que le cuenten una historia que realmente merezca la pena ser contada, el compromiso tiene que ser recíproco con el artista.
E.O. ¿Qué tal la presentación de vuestro proyecto?
A.S. Espectacular. Dejamos claro cuáles son las intenciones de hacer la película con la proyección del trailer y la realización de una grabación en directo de Rafi y Fali, un nuevo cortometraje que hicimos delante de todos con una toma única de 20 minutos, algo que está al alcance de muy pocos.
A.L. Tenemos un compromiso con el público, y esto el público lo ve. Estamos muy contentos. Dialogamos como burros, sin parar, pero no es fácil de hacer, requiere mucho trabajo.
E.O. El objetivo era recaudar dinero para iniciar vuestro primer largo. ¿Hubo recompensa a tanto esfuerzo e ilusión?
A.S. Esto no está pagado, porque pusimos una urna y nadie echó dinero en ella. La verdad es que tenemos que darle un palo a los seguidores, aunque estuvieron ahí. De hecho, las entradas gratuitas se acabaron, pero compraron cuatro camisetas.
A.L. Viendo un poco la respuesta de la gente, lo de trabajar gratis hasta completar el aforo se acabó. Queremos que la gente se comprometa con la historia, y de “buena gente” a “gilipollas” hay una línea muy sutil que no queremos cruzar. Al menos, queremos cruzarla poquito.
E.O. Me sorprende, porque tenéis una gran presencia en Internet y la admiración de mucha gente. Al final, parece que vais a pasar de pedir a los demás en vuestros vídeos que “apadrinen a un tieso” a ser vosotros los que necesitéis ser apadrinados.
A.S. Ahora mismo, hacer cine o incluso hacer cortos para Internet o cualquier tipo de estructura audiovisional que no sea una serie de televisión para un canal privado es ruinoso porque no hay inyecciones de dinero privado ni público. Lo del dinero público se entiende, pero no se entiende que no nos lo dieran antes. Del sector privado, se explica un poco por la cicatería de los empresarios, que no quieren ganar dinero con un producto que, en teoría, está siendo reclamado por el público.
A.L. No sólo en teoría, en la práctica también, que es lo importante. Se ve reflejado en el volumen de visitas.
A.S. De ahí la necesidad de ser apadrinados. Antes había mecenas, como en el caso de Miguel Ángel o Leonardo. Después se pasó a las ayudas estatales, y con la llegada de los estudios, todo se convirtió en una industria: decidieron invertir en un negocio para ganar dinero. Hoy, la profesión de los artistas es una heroicidad. En eso estamos, intentando no morir en el intento.
E.O. ¿Y habéis acudido a las administraciones?
A.S. Llevamos dirigiéndonos a ellos desde hace mucho tiempo, en una etapa de Mundoficción como productora, cuando hacíamos cortometrajes. La cuestión es que la gente cree que las subvenciones al cine son para que una panda de vividores vivan, y durante un tiempo es verdad que se ha hecho un mal uso, pero como cualquier tejido industrial que genera trabajo, necesita ser apoyado si es que se quiere que pueda existir una estructura mínima. Si no la hay, es lógico que no se den ayudas.
E.O. ¿Os han concedido alguna subvención? ¿Habéis recibido algún tipo de ayuda?
A.S. Las hemos pedido. La cuestión es que para hacer una película, te exigen que la mayor parte esté financiada. No entiendo para qué querríamos entonces la subvención, si ya tenemos financiación asegurada. Las ayudas tendrían que ser un motor para levantar un proyecto, no para terminarlo. Lo que no sabe mucha gente es que las subvenciones se revierten al Estado a través del pago de los impuestos, del IRPF de los trabajadores que estás pagando, y también con una estructura que después el país utiliza, porque luego el cine español se publicita mucho. Ningún artista se hace millonario con subvenciones. Ha habido caraduras que sí lo han hecho, pero no es la tónica, porque luego hay que justificar las ayudas con las facturas.
E.O. Y vosotros ¿cuánto dinero necesitáis para llevar adelante vuestro proyecto? ¿Cuál es el coste real de la película que queréis hacer?
A.L. Un millón de euros. Eso es lo que vale la producción y la post producción.
A.S. Hemos buscado capitalizar el trabajo de la gente: que no cobren y que aporten su trabajo a través de un porcentaje de los beneficios. Teniendo eso en cuenta, y que Alberto no es socio de Mundoficción, y que yo como director, guionista, productor y actor no voy a cobrar ni un duro, se podría hacer por 300.000 euros. Pero eso regalando el trabajo, que parece que es la única manera en la que podemos trabajar los artistas. Lo que pasa es que incluso en los momentos de crisis, al ser unos excéntricos, tenemos una costumbre mala, que es comer tres veces al día. Yo ya la estoy reduciendo a sólo una.
E.O. Pues con todo ese esfuerzo puesto por delante, ¿no teméis que cuando llevéis a cabo ese trabajo, con todo lo que cuesta, no termine vuestra película colgada en portales de descarga directa al día siguiente del estreno? ¿Creéis que van a respetar vuestro trabajo? (Aquí, ambos se dirigen la mirada, me miran a mí, y miran al techo: hay un momento de silencio sepulcral).
A.L. ¿Sabes qué? Yo confío, y sigo creyendo en la doctrina de Rousseau, y creo que el ser humano es bueno por naturaleza, y quiero pensar que sí. En este caso, cuando grabamos el corto en Boss había gente con cámaras, pero han respetado el no colgarlo entero, y hay comentarios en Internet en esa dirección. Me gustaría que la gente se conciencie: no podemos ser una productora para Internet que no rentabilice su trabajo. Hay que pagar el alquiler y comer, pagar los equipos con los que contamos. Nosotros no somos cuatro personas aburridas con la vida resuelta que queremos entretenernos y que hacemos vídeos que resultan graciosos: somos profesionales, somos artistas que llevamos mucha carrera detrás. Si esto no se puede rentabilizar y la gente no se compromete, esto se acaba. Llegarán otros, pero Mundoficción se acabará.
A.S. Creo que eso nos puede llevar a intentar hacer una promoción para concienciar, más que hacer publicidad. Puede estar en nuestra mano que la gente vaya a vernos. Seguimos creyendo que la gente irá a ver la película. Luego los portales de descarga tendrán un millón de visitas, pero si eso es así, es porque tendremos 600.000 espectadores sólo en Andalucía.
E.O. Precisamente, esto es algo que os caracteriza. Parece que todo se hace siempre, como decimos nosotros, desde Despeñaperros para arriba y la mayor parte de la potencia de la industria del cine está fuera. ¿Cómo es que os habéis quedado aquí?
A.L. Es que éste es un producto andaluz. Sólo por los dos años y medio que llevamos dando sin pedir nada a cambio, deberíamos tener un apoyo. Si no, buscaremos otras opciones, pero hay que concienciar a la gente para apoyar al artista. Mira lo que ocurrió, por ejemplo, con el grupo Radiohead, regalando su último trabajo y confiando en que la gente donaría el dinero, y les fue muy bien. Se trata de dar un buen producto y que la gente nos lo devuelva.
A.S. Es una labor importante. Pero todo se fundamenta en que hemos elegido quedarnos aquí a trabajar. Yo llevo trabajando desde los 18 años, por ejemplo, en Aladina. He trabajado en todas las series de éxito que se han hecho en España, he tenido oportunidades de montar una estructura en Madrid, o irme a Estados Unidos, pero he decidido quedarme en Sevilla y hacerlo aquí. Alberto igual.
A.L. Parece que si te quedas aquí y haces bien el trabajo, no hay muchas opciones. Tenemos compañeros viviendo fuera: esto es una fuga de talentos. Yo provengo de la danza. A nivel musical y artístico, en todos sus ámbitos, en la danza hay bailarines estupendos. Pero yo te diría más, no es que estén desde Despeñaperros para arriba, están de Barcelona para arriba. Yo he hecho teatro de calle y danza contemporánea, y no he tenido referencias cercanas: he tenido que ir a Bruselas y Berlín. Aquí hay que crear un tejido serio y real. Esto hace que te plantees qué es lo que funciona aquí, qué ocurre, qué pasa.
A.S. ¿Es esto un gran cortijo o no? Eso es lo que estamos indagando. Hay que pensar que de aquí puede nacer una productora que haga series para cualquier televisión. El caso no es hacer la película del antojo del señor Sánchez, sino crear un trabajo estable. Como datos buenos están los trabajos que siempre ha hecho Mundoficción, como “La Gota”, “Los diez pasos” y la trilogía sevillana. ¿Por qué Mundoficción no puede hacer la producción de Águila Azul desde Sevilla, crear un tejido aquí y que haya 40 familias trabajando con ello? Ése es el objetivo.
E.O. Pues vosotros sois de los poquitos que, además de trabajar en Sevilla, habláis en andaluz. Sois una excepción.
A.S. Casualmente, viendo una serie hace poco, vuelvo a ver que de nuevo se escuchan andaluces por ahí. Pero nuevamente, vuelvo a comprobar que los personajes que hablan andaluz son las putas. ¿Siempre vamos a tener que ser putas o limpiadoras? Lo digo con todos los respetos, porque son trabajos más necesarios que otros muchos, pero siempre son personajes que tienen que pertenecer a los estratos más bajos de la sociedad. ¿No se pueden exportar artistas, investigadores o literatos?
E. O. ¿Creéis que personajes como Juani, de “Médico de Familia”, por ejemplo, ha sido perjudicial a la hora de crear estos estereotipos? Es un ejemplo de hace muchos años ya, pero los hay más recientes. Personalmente, yo creo que sí, pero no sé si compartís esa impresión.
A.S. Es uno de los que más daño ha hecho, pero hay que pensar que es consecuencia de una tradición, es heredera de una estructura en la que ha habido mucha pobreza detrás. Históricamente, en Andalucía no ha habido una transición normal del feudalismo y no se ha invertido en industria, en investigación. Sí se ha hecho en turismo, pero aquí sigue existiendo el latifundio en el siglo XXI. Pero la cuestión es que se trata de crear estructuras, un tejido empresarial importante, y no apoyarlo todo en las subvenciones: toda esa industria pública que se ha creado aquí, ahora que no hay dinero público, no se mantiene. Es muy complicado, pese a ser la mejor tierra del mundo y esto, no dicho por mí.
E.O. ¿Pensáis que, después de todo, lo que pasa es que en Andalucía hay mucho ‘enterismo’?
A.S. Lo hay. Pero el ‘enterismo’, si no se traduce en ‘economismo’, si la gente no se puede mantener, tendrá que irse fuera de aquí a buscarlo allende los mares, que es el problema de esta bendita tierra.
A.L. Como los señores de las yeguadas, que se llevan el dinero a Estados Unidos, por ejemplo.
A.S. Eso está pasando con muchas cosas. Ese dinero hace falta, para la gente que está empezando y quieren crear tejido industrial aquí. De todas maneras, hay que mirar un poco mejor, ver qué se puede hacer desde aquí. Las pymes en Andalucía son efímeras, muy efímeras. Es imposible que se puedan desarrollar si no hay apoyos.
E.O. No sé si es que el día está gris, pero todo lo que me contáis parece muy desesperanzador. Igual tendríamos que haber hecho como Rafi y Fali y habernos puesto la ginebra en la copa de balón.
A.S. Dice la gente que hago comedia, pero lo que contamos son realidades. De hecho, me acerco más al cronista.
A.L. Para nosotros esto es algo que tenemos que contar y es necesario hacer esta denuncia. Pero estamos contentos. En realidad, es un disfrute poder trabajar así, con tanta libertad de creación como la que te ofrece Internet. Aunque carece de otras cosas, tiene otras que son muy buenas, como esa libertad. Y en esa parte estamos muy contentos. Pero hoy nos toca cambiar el guión y contar verdades. Si lees el guión con la copa de balón en la mano te ríes, pero si te das cuenta, el diálogo es exactamente el mismo.
A.S. Si tú lees el guión en papel detenidamente, en realidad no hace gracia ninguna. Lo que le parece humor y le hace gracia a la gente es que se trata de dos personajes que son vividores, dos “survivers” que van a caer de pie porque les da igual todo. Son gente sin escrúpulos, entienden cómo funciona el sistema y se ríen de todo porque se van siempre sin pagar. Sus amigos están implicados en la Operación Malaya, se drogan todo lo que pueden y más. La gente mira que son golfos.
A.L. Y generan empatía.
E.O. No son el caso del Culebra y el Cabesa, los protagonistas de vuestra futura película.
A.S. Ellos tienen que robar para vivir, y el suyo es un drama de proporciones mitológicas. Pero claro, así es un poco la vida. Si no nos reímos del sentimiento español… Yo me considero heredero de Rafael Azcona o Berlanga. Creo que en este país, sin el sentido del humor ya nos habríamos suicidado.
A.L. Ya hay mucha gente que de verdad está ahogada en la copa de balón y comiendo en comedores de beneficiencia. Esperemos que no vaya a más.
Nos despedimos y pienso que tienen razón, que leyendo fríamente los guiones, cuentan verdades como puños. Me insisten una vez más en que la gente tiene que echarles una mano, que para que Rafi y Fali, o el Culebra y el Cabesa, sigan adelante, es necesaria la implicación de los que valoramos la gran apuesta que hacen no por hacer algo que les gusta a dos personas o por afán de protagonismo, y vivir del cuento.
Nada más lejos: lo que tienen es mucha ilusión, pero por trabajar y, sobre todo, dar trabajo a actores, maquilladores, sastres, técnicos de sonido, editores, catering y un largo etcétera de todas las personas que pueden beneficiarse de una iniciativa como la suya. El talento lo han puesto por delante, ahora, como dicen ellos “necesitamos que la gente se implique”.
Imagen: Fotogramas del trailer “El mundo es nuestro”, de Mundoficción Producciones.